miércoles, 10 de marzo de 2010

El mundo que dejamos atras.

"Porque la vida cambia de maneras increíbles, incluso el cordero que vemos hoy, mañana puede ser el depredador más letal que el planeta jamás haya conocido"

Ya millones de años han transcurrido desde que la civilización humana ha abandonado la tierra, puesto a que ésta estaba siendo asediada por cientos de diversos factores que desencadenaron una serie de eventos catastróficos para la vida en este planeta. Todo comenzó, cuando después de una intensa guerra nuclear en un año olvidado, un enorme meteorito del diámetro de Madagascar impactó contra la Antártida, desencadenando un infierno viviente. Para antes del impacto del asesino, los mayores gobiernos del mundo prepararon naves espaciales, escapando del mundo, para siempre. Cuando los humanos (millones de años después) consiguieron aprender la tecnología del viaje interestelar para colonizar otros planetas, la tierra ya había cambiado. Por todo ese lapso de tiempo, la geografía y la vida en sus cientos de variables había transmutado. La evolución se abrió paso, y la vida perduró, haciéndose más resistente, y más impresionante que nunca.

Los humanos entonces, sintiendo curiosidad por el mundo que dejaron atrás, crearon una sonda espacial que se dirigiría cientos de miles de años luz para investigar la Tierra. La sonda se llamó Nazca, y fue enviada luego de mucho tiempo de experimentación. Conforme Nazca se iba adentrando la atmósfera de la Tierra, ésta tomó fotografías de la nueva geografía, ahora, los continentes de América y Australia se fusionaron en una enorme mega maza de tierra llamada Arda en honor al continente creado por Ronald Rehuel Tolkien. África, Europa y Asia se movieron de tal manera que se acercaron mucho a Arda, éstas también se fusionaron creando un enorme continente llamado Valinor, en honor a otro continente inventado por el mismo autor. Un fragmento de Asia (que comprendía a China, Japón y parte de Rusia) se alejó desde su sitio, hacia el otro extremo del mundo, convirtiéndose en un pequeño continente aislado llamado Rilye, por una tierra perdida del autor Howard Philips Lovecraft. En el continente del Rilye, Nazca descendió para investigar.

Al sobrevolar Rilye, Nazca contempló con nuestros ojos enormes bosques, y planicies plagadas de enormes animales que parecían capibaras, según la información de los zoólogos y paleontólogos, eran descendientes de las ratas negras de Europa, que se habían adaptado al los amplios campos.
Estas nuevas ratas se llamaron Ratas Antílope, por sus enormes patas que les permitían andar en el pasto alto. No pasó mucho tiempo hasta que otros animales aparecieron. Enormes devoradores de árboles andaban en pequeños grupos familiares, descendientes del ganado doméstico, éstas "vacas" eran enormes, similares al Indricotherium del Eoceno y del Oligoceno, perdieron sus cuernos, y su pelaje se hizo un poco más espeso, puesto a que al parecer, el invierno es crudo en estas latitudes. A estos colosos se les llamó Aldebaran (Aldebaranes en plural). Los rebaños de estos animales devoraban los árboles mientras las Ratas Antílope comían el pasto y la hierba mediana. Lo que no deja de sorprender, es que las palomas domésticas, comunes al rededor del mundo en nuestros tiempos, no cambiaron en lo más mínimo.

Nazca se posó en una elevación rocosa, para tomar fotografías y hacer grabaciones de los nuevos animales, para poder entender algo nuevo de ellos. Luego de ver un rato pastar a los animales, y de registrar algunas nuevas especies de hervíboros, como por ejemplo el descendiente del cerdo doméstico, que resulta muy similar a un jabalí, o un animal cuya descendencia se cree que se remonta desde las cabras o de las ovejas, algo nuevo sucedió. Una de las ratas antílope dió una señal de alarma (sonido similar al que hacen los cobayos) y todos comenzaron a escapar. Nazca adoptó una posición defensiva, a su vez que alistó sus cámaras para grabar todo en un radio de 360º, y entonces vió que desde atrás de la manada, un enorme depredador venía corriendo a una velocidad vertiginosa. El animal era de un color pardo oscuro, y andaba en cuatro patas que le permitían dar trancos de gran amplitud, para ampliar su velocidad. Estudios posteriores demostraron que éste animal era descendiente de los venados de cola roja, que en escocia devoraban ocacionalmente pichones de gaviota para suplir una deficiencia en el calcio. Este enorme ungulado carnívoro recibió el nombre de Kirin Imperial, este animal depredador, tenía pezuñas modificadas para correr, y las frontales, para luchar. Los cuernos de éste animal desaparecieron por completo en las hembras (tal y como lo mostraba este ejemplar) y se hizo enorme en los machos. Según el video, otras dos hembras prepararon una emboscada, sus cuerpos macisos y esveltos les permitían dar caza a alta velocidad y pelear contra sus presas, por eso, la presta que esta vez fue un enorme jabalí, a pesar de entablar pelea, fue neutralizada por las hembras. Mientras las Kirin devoraban la presa, una tropa de animales carroéros se aproximaba rápidamente, descendientes también de las ratas negras, estas tomaron una apariencia similar a la de los demonios de tazmania, nada más que más grandes, como del tamaño de un chacal. Llamadas Ratas Diablo, estas creaturas eran las "hienas" de éste período y de éste lugar. Superadas en número, las Kirin mugían y golpeaban a las ratas diablo que podían, entonces, justo antes de perder la pelea, el macho, líder del harén de Kirin, apareció. Mugiendo y lanzando cozes, y atrapando a las ratas diablo entre sus enormes cuernos de pelea, consiguió hacerlas retirar. Una vez seguro estaba todo, los kirin comenzaron a devorar a su presa, mientras en los cielos los buitres, que no cambiaron mucho) sobrevolaban los aires alrededor del cuerpo del caído.

Esta increíble visión fue transmitida para todos en el nuevo mundo, dejándolos atónitos ante la belleza de este nuevo mundo que se forjó a partir de la destrucción. La gente deseosa pidió saber más sobre nuestra amada Tierra, y para ello, las grandes mentes de la humanidad, ya estaban listas, para investigar.

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