martes, 29 de diciembre de 2009

Pray 3: Paradise Lost

Anterior: Pray 2
Siguiente: Pray 4

Poco a poco salgo de mi sueño, pero no abro los ojos como de costumbre. Deseo seguir dormido no importa que suceda. La brisa del viento relaja mi cuerpo mientras trato de volver a apagarme. Todo está tan tranquilo cuando uno está en la cama, insanamente tranquilo, no escucho los gritos de mi madre renegando sobre la bomba que me pegué anoche. Debí haber estado extremadamente ebrio como para haber imaginado o alucinado tonterías como las que mi mente parió. Que extraño, no hay sonidos, salvo el del viento, el de cortinas, el de aves, hay calma, calma hermosa y pasional, esto no está bien.

Abrí mis ojos lentamente y veo que el lugar donde estoy no es mi cuarto por ningún lado, me siento en la cama para saber si sueño o no, y para asegurarme me muerdo el cachete por adentro. ¡Auch!, me saqué sangre, me dolió, osea que no estoy soñando. Mi corazón comienza a latir con fuerza y mis recuerdos se tornan más serios. Permanezco sentado en la cama, y contemplo la habitación en la que estoy. La cama es grande, como para moverme todo lo que yo desee, y las sábanas son de una tela muy liviana y fresca, creo que es algo así como la seda. Las almohadas, bueno las almohadas siempre serán almohadas, pero éstas tienen dibujos muy bonitos de animalitos y ángeles. Miro al rededor y observo que al lado de mi cama hay una un velador que contiene una lámpara que en vez de foco tiene un cristal de color amarillo. También veo un vaso con algo que parece gaseosa de cola; la ventana que está cerca a mi cama es enorme y está entreabierta, no puedo ver que hay afuera porque las cortinas plateadas que tapan el sol están cerradas. Me bajo de la cama, y el piso es fresco y cómodo. Presto atención a mi descalzo ser, solo vistiendo mi ropa interior de la noche anterior. Me pongo una bata azul que estaba por ahí y me dirijo al ventanal, una vez ahí, abro un poco de la cortina, y observo un terreno en extremo hermoso. Por la sensación que me dio tal paisaje, decido abrir toda la cortina (y después de averiguar cómo se abrían) consigo abrir las ventanas y sentir la fresca y tibia brisa de ese lugar. Veo enormes campos de color verde con muchas flores muy bonitas, árboles de todas las clases y tamaños, aves que revolotean por todos lados, y una que otra persona caminando por ahí. Una gran alegría embarga mi ser, quizás solo porque es un paisaje bonito, uno en el que el horizonte es eterno y como a un águila, nada lo alcanza.

Busco mi ropa y no la encuentro, en su lugar, hay un extraño atuendo de color negro que decido probarme. Nunca una prenda me había encajado tan bien como aquél atuendo. El traje era bastante similar al que utilizaban los marineros árabes en alguna época, pero con la diferencia de que en el hombro derecho había un peto, uno similar al de una armadura. No había calzado, ni calcetines, osea que tenía que caminar a "patacala".

- ¿Me quedo esperando a que me busque alguien?-Pensé- ¿Qué diablos hice anoche, es la primera vez que amanezco en una casa ajena, con quien me habré acostado?

Con un buen "Que Chucha" mental, me dirijo a la puerta, la abro decidido y veo un pasillo con paredes de alabastro (lo se porque lo leí en un cuento), y camino en dirección a los jardines, buscando una puerta que me permita ir ahí. Es entonces cuando veo a Frank sentado bajo un árbol fumando un cigarrillo. Sentí paz al saber que no era el único conocido ahí. Avanzo y grito el nombre de mi amigo. El me responde y se pone de pie. Cuando me acerco le pido el cigarrillo y me pregunta:

- ¿Sabes dónde estamos?
- No tengo la más mínima idea, ¿Tu no tienes nada de información?-Respondo
- No, solo desperté y vine aquí. Admito que siento un poco de miedo en este instante.- Dice Frank, mirando a otro lado.
- Yo también tengo miedo, esto es muy extraño, ni siquiera puedo entender si lo que pasó anoche fue verdad.
- De hecho que lo fue muchachos- Dijo ella.

Ella, la que habló interrumpiendo nuestra conversación, fue la tal Isabella, quien anoche nos "salvó" y nos trajo aquí. Ella vestía un traje estilo japones de color blanco, con un círculo rojo en la manga izquierda. Su cabello rojo estaba de color negro, y su rostro y su voz eran iguales.

- Bienvenidos al Paraíso, ahí en donde han despertado, es el Palacio de los Dioses, conocido también como Aquelarre Intemporal. Yo soy Isabella Espada, de Amaterasu Omikami. Y los he traído hasta aquí porque ustedes son como los que aquí moran.- Dijo ella, seria, parca, sexy.
- ¿Estamos muertos?- Pregunta Frank con seriedad, seguido de una suave y super hot carcajada de la señorita.
- No, pero sin mas rodeos, vamos a donde están los Vanir.- Dijo ella.
- Los Vanir...¿Y esos quienes son?-Me tocaba ya hablar con ella.
- Vengan ustedes, ya sabrán.- Dijo Isabella, empezando a caminar elegantemente. Nosotros la seguimos sin chistar.

Entramos al palacio, y en los muros habían enormes pinturas de todas las culturas habidas y por haber, nadie más había en los pasillos, salvo nosotros. Luego se subir unas escaleras (sorprendentemente, ni Frank ni yo nos agotamos subiéndolas) llegamos a un par de enormes puertas de oro macizo, con un enorme grabado que ilustraba a un grupo de gente parada sobre las nubes y señalando a un mundo con edificios que estaba por debajo de su nivel. Isabella abrió las enormes puertas solo con un suave toque de su delicada mano y entró, seguida por nosotros. Atravesando las puertas había un enorme salón con techos altos que tenían la forma del universo, mostrando constelaciones y nebulosas en movimiento. Isabella nos llevó al frente de personas, sentadas en tronos enormes e imponentes. Isabella saludó y habló a los presentes.

- Poderosos Vanir, traigo a ustedes, a Thor, Dios del Trueno, la Tormenta y la Guerra ; y a Angra Mainju, Dios de la Destrucción en sus mil formas. - Luego de decir eso, ella nos señaló e inclinó la cabeza a sus superiores.
- Que tal- Dije yo, mientras Frank solo hizo una venia con la cabeza.
- Que agrado tenerles aquí al fin- Dijo una señorita de ojos verdes y cabellera rubia como el oro.
- No son más que dos mocosos- Dijo un hombre que tenía los pies puestos en los brazos de su enorme trono.

Cuando pensé que nos fastidiarían por nuestra edad, uno de los Vanir se puso de pie y caminó hacia nosotros. Un viejo tuerto, alto, musculoso, con larga cabellera rubia era él. Abrió sus brazos y le dio un gran abrazó a Frank con mucha fuerza, alzándolo del suelo unos centímetros.
- ¡Hijo Mío!- Dijo el señor- ¡Donde te me habías metido todo este tiempo, te he esperado con tanto esmero y paciencia!
- D...disculppe... pperooo.... no... no soy.....uhhh.... ¡No puedo respirar!- Chilló Frank.
- Oh, lo siento, disculpen mi emoción- Dijo el caballero tranquilizandose, y retrocediendo un poco- Yo soy Odín.

Odín, ese nombre lo había escuchado en el folklore nórdico, claro, Odín, el Padre de los Dioses Nórdicos, por eso abrazó a Frank y le dijo Hijo, porque Frank es Thor, hijo de Odín.
- Nosotros somos los Vanir, las siete cabezas de los Dioses- Dijo un anciano que se encontraba en el trono del medio.- Yo soy Wiracocha, y estoy a cargo de los Vanir.
- Yo soy Zeus- Dijo un hombre de cabello blanco pero de rostro joven, sus ojos eran un azul eléctrico.
- Soy Quetzalcoátl- Dijo la mujer rubia.
- Soy Vishnu- Dijo el tipo que estaba sentado con los pies en los brazos de su trono.
- Mi nombre es Ra- Habló un muchacho de no mas de 20 años, que estaba sentado en su trono con lo que parecía ser una consola portátil de videojuegos.
- Yo soy Marduk- Dijo un hombre calvo de piel oscura y gran talla muscular.
- Nosotros somos los Vanir, Los Siete Dioses que están a cargo del Panteón Universal, y hemos decidido llamarlos a ustedes, cómo a los demás.- Dijo el anciano Wiracocha.

Una extrañísima sensación me recorrió el cuerpo, estos tipos tienen una presencia extremadamente poderosa. Es como si cada uno de ellos representara al Universo, como si cada uno de ellos tuviera su propia gravedad, como si toda la creación girase a su alrededor. Cuando el anciano Wiracocha dijo "hemos decidido llamarlos a ustedes, como a los demás"cientos de dudas comenzaron a carcomer mi corazón y mente, sin duda alguna, esto no era un sueño, lo que sentía, lo que veía, lo que escuchaba eran pura verdad, cuestiones mitológicas que eran hechos definitivos aunque incomprensibles aun para mí. Mientras yo pienso en las cosas, escucho la fuerte voz de Marduk diciendo:

- ¿Tú eres Angra Mainju no es así?
- Eh, Si señor así es.- Respondí tímido. Pude contemplar el pálido rostro de Isabella, ver su expresión de "¡demonios!" no me generó mucha confianza que digamos. El tal Marduk se puso de pie y caminó hacia mi, poniéndose cerca mío.

- He oído sobre ti en innumerables ocasiones, eres el Espiritu Destructor. Señor de las Calamidades de ésta tierra, me recuerdas tanto a El.- Dijo Marduk
- ¡Ya basta Marduk!- Gritó Wiracocha.
- Me pregunto, si tu poder destructivo soportara un golpe de mi puño con tu frágil carcasa de carne.-Amenazó el Dios.
Marduk me lanza un puñetazo, pero no me golpea, no por mi poder, si no porque Odin lo detiene con una sola mano.
- Ten mucho cuidado cuando obres frente a otros Dioses buen Marduk, no permitas que tu ira te nutra ni tu odio te dé de lactar.- Dijo Odin, con voz seria e imponente, digna de un Dios.
Inmediatamente Marduk regresó a su trono, sin quitar la mirada de mis ojos marrones que mostraban mi mirada asustada como conejo frente a lobo.

- Muy bien muchachos, ahora mismo conocerán a sus compañeros, por favor diríganse a los campos exteriores, y socialicen con los demás- Dijo Wiracocha- Amaterasu les dirá la situación con más detalle, al igual que sus compañeros.

Salimos de la presencia de los Poderes, en silencio, intimidados. Pasamos por las grandes puertas doradas y vimos a otras personas de edad similar a la nuestra, muchos curiosos, otros con rostros amigables, algunos observándonos con algo de desdén. Uno de ellos se nos acercó, un muchacho de cabellera castaña y ojos del mismo color. Su rostro furibundo nos observó, y con la lanza que portaba nos apuntó. Al hacer eso sus ojos se tornaron rojos y dijo:
- Yo soy Joseph Barragan, pero para ustedes, yo soy Ares, el Dios de la Guerra. Ahora bien que están aquí, en terreno santo, deberán probar que son capaces de entrar a la Guerra Santa.
- ¡Joseph basta, no tienes que presionarlos ahora mismo!-Grito Isabella.
Joseph sonrió mientras su lanza permanecía sin movimiento alguno, nisiquiera el del típico temblar de un cuerpo vivo. Algo malo esta a punto de pasar. Espero estar equivocado.


martes, 1 de diciembre de 2009

Pray 2: Destrucción

Anterior: Pray 1
Siguiente: Pray 3
Rodeados por todos lados por una turba de personas asustadas, rodeados por todos lados por un centenar de armas aputándonos para dispararnos. Oficialmente, Frank y yo nos habíamos vuelto una desconocida amenaza para la gente de la ciudad en la que habíamos vivido toda nuestra vida. Las fuerzas del orden nos ordenaban poner las manos en la nuca y arrodillarnos. Por mi mente se arrastraba la voz de Angra Mainju diciéndome : "Mátalos, mátalos a todos y escapa"; pero mi lado conciente no me lo permitía, mi razón era grande. Por otro lado, Frank comenzaba a rodear su cuerpo con centenares de chispas eléctricas.

- ¿Qué mierda planeas hacer?-Dije con los dientes juntos.
- Me los voy a "bajar" a toditos para que vivamos pues idiota- Dijo Frank.
- Tiene que haber otra solución, algo que no implique violencia, algo que no nos meta en más problemas- Le dije con cólera.
- A ver, que propones que hagamos- Refunfuñó Frank como que el tuviese la razón- Estamos rodeados, y a menos que sepas como podemos irnos volando no creo que salgamos de ésta, no podemos tener miedo en éste momento.
- No tengo miedo -Mentira- sólo que debemos ver una forma de no lastimar a las personas, ellos solo atacan lo que no entienden.

Ni bien terminé de decir eso, todos nos dispararon. Las balas se escuchaban como cuetes en navidad o en fiestas patrias. Las malditas balas golpeaban mi carne, mis huesos y mis nervios, pero lo gracioso de ésto, es que no me dolió....¡Ni un carajo! Es totalmente incomprensible que a pesar del dolor (o muerte) que se es producido por una rafaga similar de balas no se genere la más mínima sensación de dolor, lo más logico es que se deba a la condición divina que hostento ahora. Frank tampoco sucumbió ante las balas, pero se tiró al piso, mientras yo me arrodillé. Las fuerzas del orden entonces se aproximaron a nosotros sin bajar la guardia, simplemente me apuntaron a la cabeza mientras que Frank se levantó envuelto en energía eléctrica. Sujetó a uno de los soldados y le produjo una tremenda descarga eléctrica.

- ¿¡Pero que en el nombre de Dios estás haciendo!?- Grité.
- Oye, no podríamos estar en peor situación- Dijo Frank, como si tuviera la razón nuevamente.

Las fuerzas del orden comenzaron a disparar, e instintivamente mis sombras comenzaron a generar un bloqueo evitando que las balas me caigan. Propiedad física interesante la de solidificar una sombra. Las balas volaban por todas partes, y Frank y yo hicimos lo más lógico: Correr. Corrimos como nunca antes en nuestra vida, pero nuestro físico no daba tanto, puesto que el cigarrillo había carcomido gran parte de nuestros pulmones, absorvíamos la mitad del oxígeno que deberíamos. Era dificil mezclarse entre la multitud, pues todos nos reconocían y temían. Solo podíamos correr como antílopes de los guepardos.

Poco a poco la multitud comenzaba a dispersarse por el sonido de helicópteros que venían, hélices de muerte escupidoras de hierro explosivo, sedientas de un objetivo. Frank y yo decidimos entonces cambiar de dirección y dirigirnos a una zona donde hayan buenos escondrijos para resguardarnos. Comenzamos a correr y un helicóptero descendió peligrosamente dispuesto a lanzar una ráfaga de balas cuando la multitud a nuestro al rededor se disperse.

- Ustedes dos deténganse, quedan detenidos por alterar el orden público y asesinato.

¿Asesinato? Vayanse a ca....

La gente se dispersó y nosotros permanecimos quietos, entonces el helicóptero comenzó a liberar una lluvia de balas, una lluvia que estaba a punto de dejarnos como coladeras, aunque lo que entendí por el incidente anterior era que éstas balas no nos darían muerte, pero por su calibre superior nos causarían dolor. Las balas entraban a nuestros cuerpos mortales y el dolor nos causaba un placer extraño. Frank se encargó de la policía, si yo me encargo de un helicóptero y accidentalmente mato al tipo que lo pilotea, creo que no sería tan grave como lo hecho por el dios del trueno. Gracioso era que los poderes de Frank eran más faciles de controlar que los míos propios, así es que solamente atiné a solidificar unas sombras y usarlas como un escudo. A pesar de mi técnica, las balas seguían golpeando y poco a poco hacían fisuras en el escudo sombra. Frank me dijo:

- Ace tienes que atacarlos, deja de cubrirte, ellos tratan de matarnos, estamos en nuestro derecho de defendernos

Y una voz en mi interior que era la del espíritu del Dios que me poseía me dijo:

- Ace tienes que atacarlos, deja de cubrirte, ellos tratan de matarlos, defiendete, destrúyelos, satisface tu líbido de destrucción, los Hombres no son más que trigo en nuestra cosecha.

Bueno, ni que hacer, mi instinto se hacía mas fuerte cada vez. Cuando mi escudo sombra se destrozó y nos cayeron las balas, pude contemplar a lo lejos a otro helicóptero que se acercaba, entonces simplemente entendí con mi cerebro humano que era matar o morir (aunque era inmortal). Dejarme llevar por mis instintos, por mis poderes, por ese ser que en mi mundo interior mora y espera con ansias mi desenvolvimiento, si, soy algo más de lo que pensaba, no soy m0rtal, no soy carne, soy sombra, destrucción, muerte, helada, plaga, soy Ace, no, soy Angra Mainju, soy un Dios.

Las bestias de hierro se aproximan con su fuego, y yo estoy decidido, las sombras danzan a mi alrededor como un fuego negro, mientras en mis manos se condensa un torrente negro, una sombra que se convierte en metal, formando una cimitarra con un pequeño dibujo de un toro alado de babilonia en la hoja negra como el olvido, la guarda tenía la forma de una estrella de seis puntas, y el mango era de color púrpura con dibujos de serpientes en el. Una vez contemplada mi bestial espada, la alzo en lo alto, la agito, y sombras reptan hacia el helicóptero que estaba delante mío, lo parto en dos, explota, cae frente a mi, y sus tripulantes en llamas arden. El segundo helicóptero se aleja y las fuerzas del orden retroceden. Yo y la cimitarra permanecemos listos para más, nos gusta, nos agrada, y estoy totalmente concentrado en mi sinfonía de destrucción. El fuego y los cuerpos frente a mi me recitan poemas de amor y romances sanguinarios, mi voz interna susurra como el deseo lujurioso de poseer a una hermosa mujer, y las sombras piroclásticas que a mi alrededor danzan toman forma de mujeres curvilíneas y sexuales. Me pierdo, como la estrella en el amanecer.

Frank toca mi hombro despertándome de mi éxtasus, me dice que debemos irnos aprovechando que se replegaron los helicópteros. Los militares nos vuelven a apuntar, y decidimos entonces no atacar más. En suficientes problemas estamos ya. Los militares y los policías lanzaron entonces muchas granadas de gas lacrimógeno, el cual si nos afectó. Poco a poco la cantidad de gas se iba incrementando y nuestros cuerpos mortales comenzaron a lascerarse por las balas y por el gas. Con mucho esfuerzo Frank me decía "levántate Ace" pero yo no podía, mi bajo peso corporal me hacñia débil contra esa clase de gases, además de mi fragilidad en los bronquios y mi asma. Me desvanecía, y Frank cayó de rodillas. Vomito, no tengo energía más que para respirar el gas, Frank esta a punto de desmayarse, lo observo, pero mis ojos estan que arden, que sensación más irritante.

-¿ Nos jodimos?- Pregunté.
- Al parecer ya fue - Respondió

Entonces cuando las fuerzas del orden se acercaban más para detenernos y luego meternos en una celda extraña por el resto de nuestras miserables existencias, algo sucedió, algo increíble. Una mujer apareció entre nosotros y los agresores, una mujer de cabellera roja como la sangre y piel blanca como la inocencia. Con agitar su mano el viento disipó el gas lacrimógeno, y al fin pudimos respirar. Cuando inhalamos como peces en el mar, la mujer habló con imponente voz:

- Rigby "Ace" Tapia de Angra Mainju, Francese Bellido de Thor, yo soy Isabella Espada de Amaterasu Omikami. Nos vamos al Palacio de los Dioses.

Frank quedó anonadado ante la belleza de tal mujer, yo no entendía lo que ella decía.

- ¿Palacio de los Dioses? ¿Qué es eso?- Pregunté.
- El Panteon del Destino, donde avatares como nosotros moramos, y nos alistamos.-Dijo Isabella.
- ¿Qué quieres decir?- Pregunté.
- Ya a su tiempo lo sabrás Espíritu Destructor.

Luego de decir eso, Isabella puso su mano en extraña posición y luego de ella brillar como el Sol, desaparecimos de los ojos de los Hombres, para aparecer al frente de los ojos de los Dioses.




sábado, 28 de noviembre de 2009

Informe

A mi desconocimiento entra a morar la paranoia de la mitologia, de la religion y de la fe. Una paranoia que enloquece a las masas con lo que ellos considerarían una verdad absoluta pero a su vez un mito que es lindo de creer, como el amor verdadero y estóico, la paz mundial, Perú en un mundial de fútbol, etcétera. Un juguete que es particularmente interesante es el de el Profeta-Avatar, un individuo que por lo general suele ser un hombre que posee una grandiosa cualidad de cambiar el curso de la vida de la gente, de hacer milagros que violan todo principio científico (multiplicación de un pez a cientos), entre otros.

En extremo interesante es la reacción de los Humanos hacia las cosas que éstos no entienden, por ejemplo la "resurrección" del Avatar Jesucristo, los círculos en las cocechas en Inglaterra, las pirámides de Egipto, o las profecías Maya. La especie humana tiende con gran facilidad otorgar capacidades sobrenaturales a todo, incluso a ellos mismos, dotándose de una entidad espectral que denominan como "alma" o "espíritu". El Alma o Espíritu vendría a ser como el "cuerpo astral" del especímen, una entidad inmortal capaz de sobrepasar el cuerpo físico del humano. El Alma tiene la facultad de dar las características personales de cada individuo, siendo el alma unica para cada persona. Otra teoría propone la idea de la "Reencarnación", o sea, la capacidad del Alma de pasar a otro cuerpo físico una vez muerto su cuerpo actual. Esta teoría se basa en el hecho de que haya personas con recuerdos que jamás han vivido, grandes talentos innatos, o sueños/pesadillas constantes y similares, implicando una etapa específica de la historia con un tiempo enmarcado y un lugar específico.

Una vez el alma ha traspadado el umbral de la muerte, es juzgada por sus actos en vida. Según el cristianismo, el alma es juzgada y enviada a tres posibles lugares: El Infierno, que viene a ser un lugar de tormento por toda la eternidad, una visión curiosa, puesto a que un castigo eterno es algo totalmente sin sentido; el Purgatorio, que es un lugar de tormento NO eterno, osea que una vez el alma ha pagado por sus "pecados" es libre de ir al siguiente lugar; El Paraíso, o conocido también como Cielo, es el lugar donde moran las almas de los buenos y los justos, donde también moran los Ángeles y Dios.

Los ángeles son seres mitológicos que poseen diversas descripciones y diversos nombres conforme cada mitología. Por lo general son humanos provistos de uno o mas pares de alas en la espalda. Suele describírseles con un halo en su cabeza, al igual que a otros hombres/mujeres santos. Los ángeles sirven a Jehova, el dios de la mitología cristiana/judía, suelen cumplir diversas labores, como sanación, protección, muerte, entre otras. Uno de los ángeles más interesantes a mi parecer es Lucifer, un ángel que se hizo poderoso por voluntad de su creador y que se reveló contra el mismo. Graciosamente, ese creador, ese Dios Todopoderoso no mató al poderoso Mal que engendró. Quizás Jehova no vislumbró el poderoso Mal que engendró (lo que no lo haría todopoderoso) o quizás no es tan poderoso como para matar a Lucifer (lo que tampoco lo haría todopoderoso) o simplemente no le importa (lo que lo haría quizás negligente).

Entidades Caídas similares hay en otras mitologías al rededor del mundo, desde Hades, Loki, Sauron, por nombrar algunos, siendo el Mal una fuerza que prevalece, pero es fácil de interpretar que es un Mal necesario, uno que se deja vivir, uno para que los Humanos sepan que existe, solo para que su Dios o Avatar mantenga su rostro de tipo bueno. Sin villanos no habría héroes.

Aproximándose llega un año clave para la credulidad humana, el 2012, año fijado por los Mayas, Nostradamus, Judíos, Araucanos, Nazcas, Chinos, Tibetanos, Cristianos y Ainu, como el año de una gran transición, algo que es increíblemente fácil de interpretar como el Fin de los Dias. La pregunta ahora es sencilla, este "Fin del Mundo" ¿Representará efectivamente el impacto de la muerte sobre la superficie de la tierra? o ¿Simplemente significará una transición en la psiquis de la raza humana? Sea del modo que sea, las profecías suelen cumplirse pero no de manera tan específica. Adventistas, Mormones y similares estan totalmente seguros de que el Fin de los Días estara representado con enormes monstruos que afloran del mar o salen de la tierra (lo cual es absolutamente imposible porque tales animales son imposibles de existir y mucho menos de llegar a tal talla). Cuando pase el 2012, se estará realizando más investigaciones sobre como la raza humano ha cambiado referente a ello.

Para finalizar este breve informe sobre Religión Humana, debo decir que la labor de investigación fue altamente complicada, las costumbres de los humanos son altamente simbolistas y tribales, desde en los grupos de Machiguengas, hasta en los grupos de Nueva York. Gustan de expresar y de necesitar mucho de los demás y de la aprobación personal, siendo casos aislados algunos especímenes que gustan de su autonomía personal. Los humanos siempre tienen un caracter basado en la Esperanza, algo valiente y heróico que es altamente honorable en su sociedad, los humanos parecen tener mas de 1300 emociones y sentimientos distintos, haciéndolos la especie mas sensitiva que hayamos conocido. A pesar de tener muchos puntos en su contra, los humanos son una especie fascinante capaz de crear con facilidad grandes historias, entrar en un plano misticista y ver más allá de lo que simplemente se puede ver.

Gracias por su atención.


Lugarteniente de Cuarto Rango de la División de Investigación
Halthor Nilyarya



miércoles, 24 de junio de 2009

Pray 1: Somos Dioses

Anterior: Ninguno
Siguiente: Pray 2
Despierto como siempre, tranquilo, apestando a noche, con hambre, con sed y con muchas ganas de mear. Es veintiuno de Diciembre del año 2012, y hoy dicen las culturas que será el Apocalypsis, el Ragnarok, o como se le quiera denominar, es el Fin del Mundo. Yo no creo en sandeces similares, la verdad me importa un cacahuate, yo no creo que algo vaya a cambiar. En la calle los locos fanáticos religiosos proclaman que es el final, gritando y lanzando alaridos de "Perdóname Señor". Tonterías.

Me dirigo a la casa de Frank, quien es mi amigo desde hace tiempo y con quien tenemos la increíble habilidad de divagar por horas. Toco el timbre de su casa que queda cerca a la mía, y espero a que alguien responda. Su abuela abre la puerta:
- Hola Ace, ¿ Buscas a Frank?
- Hola Señora, si, ¿se encuentra?
- Si pasa, está en su cuarto, despiértalo.
Luego de recibir las instrucciones, me dirigí a la habitación de mi camarada y éste ya estaba despierto. Frank decidió ir a desayunar, puesto a que su inmensa masa muscular requiere grandes cantidades de alimento. Una vez ya en la cocina, prendí el televisor que ahí se encuentra, y en todos los canales transmitian el caos de la masa al temer el fin del mundo. Saqueos en Lima, la capital de nuestro país; disturbios en los países del Caribe, al igual que en México y en los Estados Unidos. El mundo esta con convulsiones, es increíble cómo las creencias en lo estúpido alteran el orden.

Frank y yo criticábamos todo, y entonces decidimos salir en la noche, por unas cervezas al centro de la ciudad. Durante el día no hice nada en particular, solo mirar las noticias que indicaban un extraño fenómeno en la Aurora Boreal. Por aquellos días no es extraño que se nuble, y aquella vez sucedió que una nube muy negra comenzó a opacar al Sol. Todo estaba gris pero igual todos seguíamos adelante. Salí a la calla con mi música, me senté en la alameda y con cigarro en mano observaba como todos tenían algo de pánico en su rostro. Hay mucha gente crédula allá afuera.

Ya es casi de noche, ya es casi la hora de salir, me metí a la ducha, me bañe y me heché shampoo. Me lavé la boca y comí pollo frito con papas y ketchup. Me puse mis botas vaqueras, mi pantalón negro y mi casaca de cuero que indicaba que mi aspecto era de "metalero". Me despedí de mi madre y de mi hermano, y salí en dirección a la casa de Frank. Salimos, compramos cigarrillos, tomamos un taxi y nos largamos. Cada uno sacó un cigarrillo, lo prendió con su respectivo encendedor y abrimos las ventanas para que el olor no fastidie al chofer. Entonces Frank me dijo:
- ¡Ace mira!
Yo me dirigí a ver para su costado, y sorpresa. El cielo estaba despejado nuevamente, y habia Luna Llena, una Luna de color rojo carmesí, brillante como el ojo de un Lobo. Además de eso, las nubes negras se arremolinaban al rededor de la Luna generando un macabro espectáculo. No nos importó, para nosotros era impresionante y hermoso.

Bajamos del taxi, pagamos cuatro soles, y nos dirigimos al bar. Pedimos dos chops de cerveza y nos dispusimos a libarlos. Imaginabamos lo que era en verdad el Fin del Mundo, dabamos nuestras opiniones en referencia a suposiciones e información que habíamos obtenido. Entonces sucedió algo que estremecería al Mundo. Un temblor de magnitud considerable sacudió al planeta, nosotros permanecimos en nuestros sitios tranquilos esperando a que todo el mundo salga, después de eso, nosotros nos encaminamos a la puerta, afuera, las chicas lloraban, las sangucheras guardaban sus carritos, y varios automóviles se retiraban. Decidimos caminar y ver lo que sucedía, y conforme ibamos avanzando hasta la Plaza, la gente comenzó a correr hacia nosotros. Le dije a Frank que volteáramos a la derecha, donde la turba no nos alcanzaría; justo antes de salir de la línea de gente, observamos a un enorme abominación avanzando tras la gente, persiguiéndolos, y devorándolos.

El Monstruo era enorme, sus cuatro ojos brillaban amarillos, y su saliba colgaba como hilos de su boca. Sus enormes manos con dedos y uñas de Hombre sujetaban a las personas y las introducían en sus enormes fauces. Frank y yo permanecimos fríos, un miedo intrínseco nos llenó el cuerpo de pánico, pero no corrimos. La bestia se aproximaba más, y el golpe de una chica que corría nos despertó. Corrimos junto con la turba, mientras escuchábamos disparos de la Policía. Pero la bestia que estaba detrás de nosotros no era la única. Desde los cielos, un terror alado bajó en picada y con su cola lanzó a varias personas por los aires y contra las casas. Entonces en el cielo habían como silenciosas explosiones doradas, y una breve llovizna comenzó a caer, para detenerse tan rápido como comenzó. La turba entonces entró en pánico, y la gente trataba de escapar. El Miedo se olfateaba como la tierra mojada después de la lluvia. Frank y yo estabamos muy asustados y preocupados. Algunas personas tiraban botellas y piedras hacia las bestias, pero era inútil. La bestia enorme, a la que denominaré Gargantúa lanzó un bramido, que fue respondido por la bestia alada, la que bauticé como Garuda.

Los dos gritos asustaron más a la turba, entonces por esos azares del destino, Frank y yo nos metimos a un bar que se encontraba ahí. Nos escondimos y escuchamos como la gente moría. Mientras yo buscaba algo para defenderme, Frank hurtaba cervezas, y nos las bebíamos para hacernos más valientes contra la amenaza.

La adrenalina nos impidió sentir los efectos de licor. Luego de acabar nuestras cervezas, Frank y yo nos miramos, pues el sonido del dolor había cesado. Abrí levemente una ventana, y aún habían personas corriendo, pero ya no hacían tanta bulla. Los monstruos olfateaban al aire, y entonces, Gargantúa dió un golpe al local al que estábamos, atravesando la pared y sacándo a Frank y lanzándolo a la acera del frente. Mis ojos estaban atónitos, pero por instinto me escondí inmediatamente, entonces sentí como la Garuda entraba por el agujero de la bestia, y me observó, asustado, encuelto en mi miedo, en aquella esquina. La Garuda se situó en el suelo con sus patas con enormes garras. Entonces en mi mente se activó la opción de atacar al Ser. Fue totalmente inútil. La Garuda me sujetó de la garganta, y alzó vuelo para lanzarme contra el pavimento de la calle. A los ojos de todos, los Monstruos nos destrozarían, a mi y a Frank. No había nada que hacer, no había chance, ni siquiera las armas de fuego de los policías servían. Mi pregunta era sin embargo, porque me atacaba la Garuda, exclusivamente a mi, así como el Gargantúa exclusivamente a Frank.

Comenzaba a salirme sangre de la nariz por la caída, lo cual implicaba un sangrado interno, múltiples hemorragias en mi interior me decía mi psiquis. Mis huesos crujían como hojuelas de maiz en mi boca hambrienta, el dolor era terrible, tan aterrador como un amor no correspondido, no podía escapar, me quebré el codo, la clavícula, el antebraco, el radio, el femur y el tobillo. La Garuda aterrizó frente a mi lentamente como en una película de horror, y con sus amarillos ojos me observaba. Mierda que me reflejaba en ellos de manera aterradora. Escuchaba a Frank gritar como un cerdo siendo destazado vivo por lobos, el Gargantúa le hacía trizas. Traté de arrastrarme pero a donde huir, si el ave estaba frente a mi.

La Garuda me sujetó con las garras de sus pies, y en medio de todo mi dolor alzó vuelo y se dirigió a la calle, lo mismo hizo el gigante, tomando a mi robusto amigo y lanzandonos contra las locetas del pavimento. Ambos se pusieron frente a nosotros mientras la policia y los atónitos espectadores observaban. Súbitamente las bestias comenzaron a susurrar en sus tonos de voz una palabra que hizo que se nos escalaperala el occipucio: "Cosecha". Multiples veces repetían esa palabra, una palabra que odio. Conforme iban avanzando, lo iban diciendo, Frank estaba parcialmente inconciente y yo estaba parcialmente muerto del dolor, era el peor día de mi vida, no se si para Frank tambien, fácil que si eh.

El asunto es que una vez que estaban cerca, una voz de mando los detuvo. Una mujer vestida de saco negro de cuero y un atuendo de color plata debajo del mismo nos observaba y sonreía. Ella era muy blanca y su cabellera rubia brillaba por decirlo de cierto modo. En su cuello llevaba un collar con un dije extraño, que vagamente recordaba a un cráneo de lobo, perro o mandril. La mujer comenzó a hablar, y recuerdo cada palabra dicha por ella: "Aquí estan los otros que había que recoger el día de hoy, los monstruos del pasado que han posesionado la carne de inocentes mortales, malditos reyes arcanos como urgan en los recuerdos y las vidas de los hombres de manera tan cruel". No entendí muy bien lo que quería decir pues cargado era su vocablo de simbolismo. Entonces ella dijo algo que no se me hacía muy lógico por decirlo de cierto modo :"Conforme puedo sentir la energía proveniente de ustedes, se trata de dos peces gordos, ¿no lo creen? Thor (mirando a Frank) y a Angra Mainju (mirándome a mi), hoy es un día glorioso, el día en que dos arcanos mueren antes de liberar su poder y recuerdos".

Frank despertó de su debilidad y yo me confundí. Frank entonces se puso de pie y preguntó :"¿ De que demonios esta hablando? Yo soy Frank y el es Ace, no somos ni Thor ni "Angra Manchu, ¡No somos los que buscan!" La magnífica mujer se acercó a Francis y acarició su rostro a mucha cercanía, luego comenzó a apretar su cara con mucha fuerza, Frank estaba lanzando leves halaridos de dolor por la presión. Yo no podía ponerme de pie, y moría de dolor y miedo, pero sujeté el tobillo a la mujer con la mano que podía utilizar.

- Déjanos en paz-Alcancé a decir antes de vomitar un poco de sangre.

La mujer me miró a los ojos y me lanzó una gran patada en el rostro que me alejó.

- Los Arcanos no tienen derecho de tocar a los Altos-Dijo ella en tono altivo y arrogante- No tienen el derecho de respirar el aire que flota, ni de sentir el calor del sol, deben ser enviados a donde fueron enviados una vez, bastardos Dioses Arcanos, reyes de pasadas masacres, de sacrificios de inocentes, de calamidades, de tormentas monstruosas (mirando a Frank), de sombras imperecederas (mirándome a mi).

Dioses dijo ella, Dioses, entidades mitológicas como Apolo, Zeus, Inti, Odin que se yo. Es imposible y va en contra de toda lógica lo que esta mujer proponía, que dos personas simples como yo y Frank eramos Dioses. Ridículo, irrisorio, patético. Es que acaso mi escepticismo era una flor que se marchitaba en la sequía de la fe.

La mujer entonces soltó a Frank, y desenvainó un enorme mandoble cuya hoja era de plata brillante. La apuntó hacia mí y dijo: "Tu regresarás primero al Tartaro, por tocarme con tus impías manos". Alzó la mujer la espada, y justo el tiempo se detuvo. Todo se puso negro, y apareció una sombra negra con una máscara blanca de aspecto aterrador frente a mi. Me puse de pies pues dolor no sentía mas.

- Los Altos, son los Guerreros Luminosos del Sagrario -Dijo el misterioso ser- Legiones de guerreros como los que los atacan a ustedes, con sus bestias y sus huestes esperando a que ustedes desenvainen su poder, un poder eterno como el universo, superior a cualquier cosa. Son ustedes las carcasas de nosotros, Dioses olvidados pero recordados eventualmente, que fueron exilidados por uno de los nuestros que se hizo tan poderoso que forzó el destierro a los de su propia especie. Frank ya se alzó, ¿Qué esperas tu muchacho, que la mujer te decapite? Usa mis poderes, usa mi sabiduría, usa mi crueldad para ser libre, mi nombre es Angra Mainju, antigua deidad del Medio Oriente, Señor de las Sombras y las Pestes, Dervorador de Vidas y Creador de Lamentos y Pesadillas. ¡Álzate en poder, y reúnete con los demás!

La oscuridad se fue. Vi a Frank entonces como nunca antes lo había visto. Envuelto en chisporroteantes hilos de electricidad, con el sonido de la tormenta a sus espaldas, y el cielo arremolinándose sobre él. La mujer peleaba, pero era inútil, entonces ella llamó a sus bestias para que lo atacacen. A sus espaldas el Garuda abría sus zarpas por ende yo corrí y me situé a espaldas de mi eléctrico camarada.

- ¿Te pasó lo mismo que a mi?- Preguntó el.
- Si a ti te habló una entidad sobrenatural que creíamos inexistente y te diste cuenta de que eres un Dios de alguna cultura o clase, pues si- Respondí sarcásticamente.

El Garuda cargó contra mí y por instinto alzé mi mano y cientos de sombras atacaron al ave, envolviéndola y azotándola contra las construcciones. La gente comenzó a alejarse mientras la policía y el ejército que llegaba se alejaban del campo de batalla. Frank comenzó a agarrarse a golpes con el Gargantúa, y por Dios que el monstruo sentía cada uno de los golpes que sobanan como truenos. Mis sombras me otorgaban al parecer combate a distancia, lo cual es genial, puesto a que no me ensuciaba las manos ni me cansaba. Mis sombras poco a poco comenzaron a moverse mas a mi voluntad y poco a poco fui destruyendo al Garuda, hasta que por que simplemente lo desee, el Garuda desapareció en medio de ellas, pues una vez disipé mis sombras, el monstruo ya no estaba. Volteé y observé a la mujer que estaba pálida del miedo, al ver a Frank destrozar a golpes a su enorme bulto. Frank se incorporó y ambos observamos a la mujer, las sombras danzaban a mi alrededor creando una defensa impresionantemente aterradora, mientras el cuerpo de Frank chisporroteaba en un lapizlázuli brillo. Ambos cargamos contra la mujer la cual decidió defenderse, alzándo su espada contra nosotros. Frank sujetó su espada y la electrocutó, mientras yo envié mis sombras, las cuales la envolvieron y llevaron al muro que se encontraba a su espalda, atravesándolo. Nos acercamos a ver y ella estaba muerta, lo raro es que su cadáver comenzó a desvanecerse en una especie de polvo dorado. No importaba, habíamos sobrevivido.

Luego de nuestra sobrenatural azaña frente a cientos de personas, miramos al rededor, lo bueno era que las chicas lindas nos miraban con gran admiración e interes (o quizás fuese pánico) lo malo era que el ejército y la policía gritaban ALTO, MANOS ARRIBA, AL SUELO entonces nosotros nos preocupamos. Frank quería pelear, pero yo decía que era mejor evitar problemas, el problema ahora era escapar de ahi, y buscar algún lugar seguro para indagar sobre nuestra nueva situación. Una situación que sería definitiva por siempre.

21 de Diciembre del 2012, el día en el que me di cuenta que era la reencarnación de Angra Mainju, de que era un Dios.