miércoles, 24 de junio de 2009

Pray 1: Somos Dioses

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Despierto como siempre, tranquilo, apestando a noche, con hambre, con sed y con muchas ganas de mear. Es veintiuno de Diciembre del año 2012, y hoy dicen las culturas que será el Apocalypsis, el Ragnarok, o como se le quiera denominar, es el Fin del Mundo. Yo no creo en sandeces similares, la verdad me importa un cacahuate, yo no creo que algo vaya a cambiar. En la calle los locos fanáticos religiosos proclaman que es el final, gritando y lanzando alaridos de "Perdóname Señor". Tonterías.

Me dirigo a la casa de Frank, quien es mi amigo desde hace tiempo y con quien tenemos la increíble habilidad de divagar por horas. Toco el timbre de su casa que queda cerca a la mía, y espero a que alguien responda. Su abuela abre la puerta:
- Hola Ace, ¿ Buscas a Frank?
- Hola Señora, si, ¿se encuentra?
- Si pasa, está en su cuarto, despiértalo.
Luego de recibir las instrucciones, me dirigí a la habitación de mi camarada y éste ya estaba despierto. Frank decidió ir a desayunar, puesto a que su inmensa masa muscular requiere grandes cantidades de alimento. Una vez ya en la cocina, prendí el televisor que ahí se encuentra, y en todos los canales transmitian el caos de la masa al temer el fin del mundo. Saqueos en Lima, la capital de nuestro país; disturbios en los países del Caribe, al igual que en México y en los Estados Unidos. El mundo esta con convulsiones, es increíble cómo las creencias en lo estúpido alteran el orden.

Frank y yo criticábamos todo, y entonces decidimos salir en la noche, por unas cervezas al centro de la ciudad. Durante el día no hice nada en particular, solo mirar las noticias que indicaban un extraño fenómeno en la Aurora Boreal. Por aquellos días no es extraño que se nuble, y aquella vez sucedió que una nube muy negra comenzó a opacar al Sol. Todo estaba gris pero igual todos seguíamos adelante. Salí a la calla con mi música, me senté en la alameda y con cigarro en mano observaba como todos tenían algo de pánico en su rostro. Hay mucha gente crédula allá afuera.

Ya es casi de noche, ya es casi la hora de salir, me metí a la ducha, me bañe y me heché shampoo. Me lavé la boca y comí pollo frito con papas y ketchup. Me puse mis botas vaqueras, mi pantalón negro y mi casaca de cuero que indicaba que mi aspecto era de "metalero". Me despedí de mi madre y de mi hermano, y salí en dirección a la casa de Frank. Salimos, compramos cigarrillos, tomamos un taxi y nos largamos. Cada uno sacó un cigarrillo, lo prendió con su respectivo encendedor y abrimos las ventanas para que el olor no fastidie al chofer. Entonces Frank me dijo:
- ¡Ace mira!
Yo me dirigí a ver para su costado, y sorpresa. El cielo estaba despejado nuevamente, y habia Luna Llena, una Luna de color rojo carmesí, brillante como el ojo de un Lobo. Además de eso, las nubes negras se arremolinaban al rededor de la Luna generando un macabro espectáculo. No nos importó, para nosotros era impresionante y hermoso.

Bajamos del taxi, pagamos cuatro soles, y nos dirigimos al bar. Pedimos dos chops de cerveza y nos dispusimos a libarlos. Imaginabamos lo que era en verdad el Fin del Mundo, dabamos nuestras opiniones en referencia a suposiciones e información que habíamos obtenido. Entonces sucedió algo que estremecería al Mundo. Un temblor de magnitud considerable sacudió al planeta, nosotros permanecimos en nuestros sitios tranquilos esperando a que todo el mundo salga, después de eso, nosotros nos encaminamos a la puerta, afuera, las chicas lloraban, las sangucheras guardaban sus carritos, y varios automóviles se retiraban. Decidimos caminar y ver lo que sucedía, y conforme ibamos avanzando hasta la Plaza, la gente comenzó a correr hacia nosotros. Le dije a Frank que volteáramos a la derecha, donde la turba no nos alcanzaría; justo antes de salir de la línea de gente, observamos a un enorme abominación avanzando tras la gente, persiguiéndolos, y devorándolos.

El Monstruo era enorme, sus cuatro ojos brillaban amarillos, y su saliba colgaba como hilos de su boca. Sus enormes manos con dedos y uñas de Hombre sujetaban a las personas y las introducían en sus enormes fauces. Frank y yo permanecimos fríos, un miedo intrínseco nos llenó el cuerpo de pánico, pero no corrimos. La bestia se aproximaba más, y el golpe de una chica que corría nos despertó. Corrimos junto con la turba, mientras escuchábamos disparos de la Policía. Pero la bestia que estaba detrás de nosotros no era la única. Desde los cielos, un terror alado bajó en picada y con su cola lanzó a varias personas por los aires y contra las casas. Entonces en el cielo habían como silenciosas explosiones doradas, y una breve llovizna comenzó a caer, para detenerse tan rápido como comenzó. La turba entonces entró en pánico, y la gente trataba de escapar. El Miedo se olfateaba como la tierra mojada después de la lluvia. Frank y yo estabamos muy asustados y preocupados. Algunas personas tiraban botellas y piedras hacia las bestias, pero era inútil. La bestia enorme, a la que denominaré Gargantúa lanzó un bramido, que fue respondido por la bestia alada, la que bauticé como Garuda.

Los dos gritos asustaron más a la turba, entonces por esos azares del destino, Frank y yo nos metimos a un bar que se encontraba ahí. Nos escondimos y escuchamos como la gente moría. Mientras yo buscaba algo para defenderme, Frank hurtaba cervezas, y nos las bebíamos para hacernos más valientes contra la amenaza.

La adrenalina nos impidió sentir los efectos de licor. Luego de acabar nuestras cervezas, Frank y yo nos miramos, pues el sonido del dolor había cesado. Abrí levemente una ventana, y aún habían personas corriendo, pero ya no hacían tanta bulla. Los monstruos olfateaban al aire, y entonces, Gargantúa dió un golpe al local al que estábamos, atravesando la pared y sacándo a Frank y lanzándolo a la acera del frente. Mis ojos estaban atónitos, pero por instinto me escondí inmediatamente, entonces sentí como la Garuda entraba por el agujero de la bestia, y me observó, asustado, encuelto en mi miedo, en aquella esquina. La Garuda se situó en el suelo con sus patas con enormes garras. Entonces en mi mente se activó la opción de atacar al Ser. Fue totalmente inútil. La Garuda me sujetó de la garganta, y alzó vuelo para lanzarme contra el pavimento de la calle. A los ojos de todos, los Monstruos nos destrozarían, a mi y a Frank. No había nada que hacer, no había chance, ni siquiera las armas de fuego de los policías servían. Mi pregunta era sin embargo, porque me atacaba la Garuda, exclusivamente a mi, así como el Gargantúa exclusivamente a Frank.

Comenzaba a salirme sangre de la nariz por la caída, lo cual implicaba un sangrado interno, múltiples hemorragias en mi interior me decía mi psiquis. Mis huesos crujían como hojuelas de maiz en mi boca hambrienta, el dolor era terrible, tan aterrador como un amor no correspondido, no podía escapar, me quebré el codo, la clavícula, el antebraco, el radio, el femur y el tobillo. La Garuda aterrizó frente a mi lentamente como en una película de horror, y con sus amarillos ojos me observaba. Mierda que me reflejaba en ellos de manera aterradora. Escuchaba a Frank gritar como un cerdo siendo destazado vivo por lobos, el Gargantúa le hacía trizas. Traté de arrastrarme pero a donde huir, si el ave estaba frente a mi.

La Garuda me sujetó con las garras de sus pies, y en medio de todo mi dolor alzó vuelo y se dirigió a la calle, lo mismo hizo el gigante, tomando a mi robusto amigo y lanzandonos contra las locetas del pavimento. Ambos se pusieron frente a nosotros mientras la policia y los atónitos espectadores observaban. Súbitamente las bestias comenzaron a susurrar en sus tonos de voz una palabra que hizo que se nos escalaperala el occipucio: "Cosecha". Multiples veces repetían esa palabra, una palabra que odio. Conforme iban avanzando, lo iban diciendo, Frank estaba parcialmente inconciente y yo estaba parcialmente muerto del dolor, era el peor día de mi vida, no se si para Frank tambien, fácil que si eh.

El asunto es que una vez que estaban cerca, una voz de mando los detuvo. Una mujer vestida de saco negro de cuero y un atuendo de color plata debajo del mismo nos observaba y sonreía. Ella era muy blanca y su cabellera rubia brillaba por decirlo de cierto modo. En su cuello llevaba un collar con un dije extraño, que vagamente recordaba a un cráneo de lobo, perro o mandril. La mujer comenzó a hablar, y recuerdo cada palabra dicha por ella: "Aquí estan los otros que había que recoger el día de hoy, los monstruos del pasado que han posesionado la carne de inocentes mortales, malditos reyes arcanos como urgan en los recuerdos y las vidas de los hombres de manera tan cruel". No entendí muy bien lo que quería decir pues cargado era su vocablo de simbolismo. Entonces ella dijo algo que no se me hacía muy lógico por decirlo de cierto modo :"Conforme puedo sentir la energía proveniente de ustedes, se trata de dos peces gordos, ¿no lo creen? Thor (mirando a Frank) y a Angra Mainju (mirándome a mi), hoy es un día glorioso, el día en que dos arcanos mueren antes de liberar su poder y recuerdos".

Frank despertó de su debilidad y yo me confundí. Frank entonces se puso de pie y preguntó :"¿ De que demonios esta hablando? Yo soy Frank y el es Ace, no somos ni Thor ni "Angra Manchu, ¡No somos los que buscan!" La magnífica mujer se acercó a Francis y acarició su rostro a mucha cercanía, luego comenzó a apretar su cara con mucha fuerza, Frank estaba lanzando leves halaridos de dolor por la presión. Yo no podía ponerme de pie, y moría de dolor y miedo, pero sujeté el tobillo a la mujer con la mano que podía utilizar.

- Déjanos en paz-Alcancé a decir antes de vomitar un poco de sangre.

La mujer me miró a los ojos y me lanzó una gran patada en el rostro que me alejó.

- Los Arcanos no tienen derecho de tocar a los Altos-Dijo ella en tono altivo y arrogante- No tienen el derecho de respirar el aire que flota, ni de sentir el calor del sol, deben ser enviados a donde fueron enviados una vez, bastardos Dioses Arcanos, reyes de pasadas masacres, de sacrificios de inocentes, de calamidades, de tormentas monstruosas (mirando a Frank), de sombras imperecederas (mirándome a mi).

Dioses dijo ella, Dioses, entidades mitológicas como Apolo, Zeus, Inti, Odin que se yo. Es imposible y va en contra de toda lógica lo que esta mujer proponía, que dos personas simples como yo y Frank eramos Dioses. Ridículo, irrisorio, patético. Es que acaso mi escepticismo era una flor que se marchitaba en la sequía de la fe.

La mujer entonces soltó a Frank, y desenvainó un enorme mandoble cuya hoja era de plata brillante. La apuntó hacia mí y dijo: "Tu regresarás primero al Tartaro, por tocarme con tus impías manos". Alzó la mujer la espada, y justo el tiempo se detuvo. Todo se puso negro, y apareció una sombra negra con una máscara blanca de aspecto aterrador frente a mi. Me puse de pies pues dolor no sentía mas.

- Los Altos, son los Guerreros Luminosos del Sagrario -Dijo el misterioso ser- Legiones de guerreros como los que los atacan a ustedes, con sus bestias y sus huestes esperando a que ustedes desenvainen su poder, un poder eterno como el universo, superior a cualquier cosa. Son ustedes las carcasas de nosotros, Dioses olvidados pero recordados eventualmente, que fueron exilidados por uno de los nuestros que se hizo tan poderoso que forzó el destierro a los de su propia especie. Frank ya se alzó, ¿Qué esperas tu muchacho, que la mujer te decapite? Usa mis poderes, usa mi sabiduría, usa mi crueldad para ser libre, mi nombre es Angra Mainju, antigua deidad del Medio Oriente, Señor de las Sombras y las Pestes, Dervorador de Vidas y Creador de Lamentos y Pesadillas. ¡Álzate en poder, y reúnete con los demás!

La oscuridad se fue. Vi a Frank entonces como nunca antes lo había visto. Envuelto en chisporroteantes hilos de electricidad, con el sonido de la tormenta a sus espaldas, y el cielo arremolinándose sobre él. La mujer peleaba, pero era inútil, entonces ella llamó a sus bestias para que lo atacacen. A sus espaldas el Garuda abría sus zarpas por ende yo corrí y me situé a espaldas de mi eléctrico camarada.

- ¿Te pasó lo mismo que a mi?- Preguntó el.
- Si a ti te habló una entidad sobrenatural que creíamos inexistente y te diste cuenta de que eres un Dios de alguna cultura o clase, pues si- Respondí sarcásticamente.

El Garuda cargó contra mí y por instinto alzé mi mano y cientos de sombras atacaron al ave, envolviéndola y azotándola contra las construcciones. La gente comenzó a alejarse mientras la policía y el ejército que llegaba se alejaban del campo de batalla. Frank comenzó a agarrarse a golpes con el Gargantúa, y por Dios que el monstruo sentía cada uno de los golpes que sobanan como truenos. Mis sombras me otorgaban al parecer combate a distancia, lo cual es genial, puesto a que no me ensuciaba las manos ni me cansaba. Mis sombras poco a poco comenzaron a moverse mas a mi voluntad y poco a poco fui destruyendo al Garuda, hasta que por que simplemente lo desee, el Garuda desapareció en medio de ellas, pues una vez disipé mis sombras, el monstruo ya no estaba. Volteé y observé a la mujer que estaba pálida del miedo, al ver a Frank destrozar a golpes a su enorme bulto. Frank se incorporó y ambos observamos a la mujer, las sombras danzaban a mi alrededor creando una defensa impresionantemente aterradora, mientras el cuerpo de Frank chisporroteaba en un lapizlázuli brillo. Ambos cargamos contra la mujer la cual decidió defenderse, alzándo su espada contra nosotros. Frank sujetó su espada y la electrocutó, mientras yo envié mis sombras, las cuales la envolvieron y llevaron al muro que se encontraba a su espalda, atravesándolo. Nos acercamos a ver y ella estaba muerta, lo raro es que su cadáver comenzó a desvanecerse en una especie de polvo dorado. No importaba, habíamos sobrevivido.

Luego de nuestra sobrenatural azaña frente a cientos de personas, miramos al rededor, lo bueno era que las chicas lindas nos miraban con gran admiración e interes (o quizás fuese pánico) lo malo era que el ejército y la policía gritaban ALTO, MANOS ARRIBA, AL SUELO entonces nosotros nos preocupamos. Frank quería pelear, pero yo decía que era mejor evitar problemas, el problema ahora era escapar de ahi, y buscar algún lugar seguro para indagar sobre nuestra nueva situación. Una situación que sería definitiva por siempre.

21 de Diciembre del 2012, el día en el que me di cuenta que era la reencarnación de Angra Mainju, de que era un Dios.